Por el Dr. H. Spencer Lewis, F.R.C.
En muchos de los antiguos manuscritos leemos sobre «El Arte de la Rosa Cruz» y en otros leemos sobre «La Práctica de las Ciencias Rosacruces». En ninguna parte leemos de alguna religión, teología o iglesia Rosacruz.
Salta a la vista que a partir de comentarios hechos ocasionalmente en público y en algunos escritos modernos, la gente que no está correctamente informada cree que la doctrina Rosacruz es pura y simplemente una filosofía religiosa. Este es un grave error y es la causa de que estas personas hayan llegado a muchas conclusiones erróneas.
Las personas que creen que las enseñanzas y doctrinas del trabajo Rosacruz son puramente de índole espiritual y tienen que ver esencialmente con ideales religiosos, se sorprenden al saber que los Rosacruces lidian con los problemas prácticos de la vida. Quedan consternadas cuando leen en un anuncio que la Orden ofrece ayudar a hombres y mujeres para resolver sus problemas de la vida y que los miembros en la organización estudian con el propósito de mejorar su situación social, de negocios, financiera o intelectual, más que su situación espiritual exclusivamente.
Muchas de estas personas se hacen críticos e insisten que «en tanto que la organización Rosacruz es una organización espiritual, debe conducirse de acuerdo a lineamientos puramente espirituales». El error de este argumento es la conjetura de que la filosofía Rosacruz es puramente espiritual.
Esta clase de crítica me ha molestado en ocasiones y he pasado días y semanas buscando en los más antiguos manuscritos Rosacruces disponibles, para encontrar cualquier justificación para esta falsa creencia. Me he comunicado con los representantes más antiguos de la Orden que aún están en vida en varias partes del mundo. He buscado afanosamente en los escritos de aquellos miembros que estuvieron activos en la época de su gloriosa realización del pasado ciclo. En ninguna parte he encontrado justificación para esta suposición acerca de que el trabajo Rosacruz es una filosofía religiosa o un culto o movimiento religioso.
Búsqueda de conocimiento
Casi todos los antiguos maestros pasaban mucho tiempo en laboratorios y talleres tratando con las artes y ciencias. Si hacemos un recuento en los antiguos archivos y manuscritos de todas las horas de trabajo dedicadas por los grandes Maestros Rosacruces a la química y a la alquimia, encontraremos tan sólo unas pocas horas libres que eran dedicadas a la especulación filosófica o a la meditación religiosa. Luego, en un periodo anterior, encontramos que la mayor parte del tiempo de los Maestros era dedicado al arte de la medicina, a la astronomía, a la biología e incluso a ciencias tales como la botánica.
Aunque es cierto que muchos eminentes monjes, frailes e incluso sacerdotes Jesuitas estaban relacionados con la organización en alguna época y escribieron mucho sobre el tema de la filosofía Rosacruz, encontramos que estos teólogos y personas espirituales no fueron atraídas hacia la Orden Rosacruz por sus enseñanzas espirituales, sino por sus enseñanzas prácticas. Una persona como Roger Bacon, el eminente fraile y monje, no fue atraído a las enseñanzas Rosacruces por la posibilidad de añadir una jota de conocimiento a la gran sabiduría que poseía respecto a lineamientos espirituales, sino porque le brindaban la oportunidad de ejercitar algunos de sus pasatiempos, los que tenían que ver con la química, física y materias de índole práctico. Encontró pocas posibilidades o no las encontró para aumentar o desarrollarlas como ciencias, en relación a este entrenamiento teológico y religioso.
Desde luego, Jakob Boehme es una notable excepción que confirma la regla y por fortuna para nosotros hubo notorias excepciones. Los hombres excepcionales (y algunas mujeres) estaban tan absortos y versados en los asuntos materiales de la vida para ganarse el sustento, que la meditación espiritual se convirtió en su pasatiempo y esparcimiento. Se interesaron en la filosofía Rosacruz porque tenían la esperanza de que les brindara una oportunidad para aumentar su conocimiento espiritual, que de otra manera no estaba disponible para ellos.
Trabajadores prácticos
Este tipo de personas recibió del Cósmico maravillosas revelaciones e iluminación respecto a las leyes espirituales, que añadieron al almacén Rosacruz de sabiduría. Sin embargo, por el hecho de que estas grandes luminarias de sabiduría espiritual (que apenas se cuentan con los dedos de las dos manos) fueran famosos como Rosacruces, no hay razón para que ignoremos los miles de otras personas que eran trabajadores en las ciencias y artes prácticas y consideraban la filosofía Rosacruz exclusivamente como una escuela de sabiduría espiritual.
Incluso los famosos panfletos de 1610 y 1614 publicados en Alemania y otros países en aquella época y que inquietaron al mundo hacia una comprensión de la existencia de la Orden Rosacruz, no proclamaron sus planes de reforma mundial conforme a lineamientos exclusivamente espirituales. De hecho, desde un punto de vista moderno, estos panfletos proclamaron más una filosofía socialista, que una espiritual o religiosa.
Si consideramos el libro, New Atlantis, escrito por Sir Francis Bacon, encontraremos que este eminente Rosacruz sigue al pie de la letra los panfletos de 1610 y 1614 y promulga un plan para la salvación del mundo o el avance de la civilización conforme a lineamientos socialistas, científicos y humanistas, más que puramente espirituales o religiosos.
Especialización
Los Rosacruces que llegaron a América en 1694, de acuerdo con el plan delineado por Bacon en su New Atlantis, no vinieron a espiritualizar América, sino a traer muchas ciencias y artes prácticas al nuevo país. Al seleccionar muy cuidadosamente el limitado número de personas especializadas para constituir la peregrinación a América, no se limitaron exclusivamente a teólogos, aunque se unieron al grupo dos o tres de los teólogos más eminentes, reformados y modernistas que se encontraron en Europa.
Sin embargo se preocuparon de incluir hombres que eran científicos y trabajadores prácticos en cada una de las ocupaciones de la época. Se ocuparon de que hubiera un hombre que construyera órganos, un hombre que instituyera un jardín botánico, un hombre que fuera experto en química, otro hombre que fuera experto en física, otro en música y así sucesivamente, en la gama completa de eminencias de las ciencias muy prácticas.
Su primer gran trabajo en América fue establecer varios comercios e industrias y enseñar y mostrar a los habitantes del Nuevo Mundo la forma de comenzar sus carreras de trabajo práctico. La filosofía religiosa era sólo el dos por ciento de la gran labor realizada por ellos mientras que la moral y la ética representaban aproximadamente el veinticinco por ciento de su labor; el resto correspondía al trabajo práctico de vivir una vida útil en el Nuevo Mundo.
En la historia tradicional de la organización leemos, en cada ocasión de la apertura de la «tumba» de «C.R-C», que se encontraron instrucciones para la operación de la Orden en su nuevo ciclo y que estas instrucciones tienen que ver más bien con la realización de cosas prácticas, que con cualquier servicio puramente devoto de una naturaleza religiosa.
La Orden Rosacruz tampoco pretendió nunca estar circunscrita por normas sociales o culturales. Sus puertas estuvieron abiertas para todos, y si leemos la historia de la Orden, encontramos que todos, a pesar de su posición social, financiera o ética en la vida, pudieron atravesar esas puertas y convertirse en asociados bienvenidos. ¿Cómo podría ser de otra manera? En tanto que las enseñanzas mismas de la Orden reconocen una sola alma universal existente en todos los seres y reconocen sólo al alma-personalidad como la parte real de cada persona, no podría haber ninguna distinción o diferencia importante basada en lineamientos meramente materiales.
Fraternidad igualitaria
Como se mencionó anteriormente, los primeros panfletos impresos para distribución pública por la organización proclamaban que sus ideales estaban a favor de una reforma mundial de todas las personas pensantes. No se intentó limitar la propaganda para atraer a aquellos de alguna categoría mundana superior. Ciertamente, no hubo Neófito más humilde que cruzara alguna vez el umbral de la organización que Jakob Boehme, el pobre y plebeyo zapatero remendón. Sin embargo, es idealizado en la literatura Rosacruz y hoy en día en nuestros corazones. Actualmente hay algunos fuera de la Orden y posiblemente dentro de ella, que probablemente levantarán sus manos en señal de protesta contra la admisión a la Orden Rosacruz hoy en día, de tales personajes como Jakob Boehme.
Es verdad que hablamos mucho de leyes espirituales que estudiamos en las enseñanzas Rosacruces. Sin embargo, cuando las analizamos, encontramos que desde el punto de vista Rosacruz toda ley natural es una ley divina puesto que Dios la creó. Consideramos la ruptura de la semilla en el suelo y el proceso de reproducirse como típico de la ley divina. Sin embargo el estudio de la botánica corresponde a las ciencias y no a la religión. Sólo porque tratemos sobre el alma y sus encarnaciones y analicemos el proceso y encontremos duplicados de estas leyes en otras partes de la naturaleza, no significa que estudiemos una ciencia espiritual o una doctrina religiosa, sino leyes naturales divinas.
Cuando los Rosacruces adoran a Dios, rezan ante El y comulgan con El, no lo hacen en un sentido religioso, sino en el sentido de la apreciación natural de su asociación íntima con la dirección y el control universal de Dios sobre todas las leyes del universo.
Métodos y actitudes
Se ha hecho cierta crítica respecto a las cuotas en relación con el trabajo Rosacruz y las personas que expresan estas críticas proclaman contundentemente que «las verdades espirituales no deberían ser vendidas o que no debería pagarse por ellas y que una enseñanza religiosa debería darse libremente». Esa idea es completamente errónea y se basa en la suposición de que la doctrina Rosacruz es una escuela religiosa o espiritual de filosofía religiosa. La institución Rosacruz es una universidad práctica que enseña ciencias y artes prácticas. Tiene que ver con el bienestar material en la vida de manera más íntima y completa que con cualquier fase de filosofía religiosa.
Además, las cuotas no se pagan por las enseñanzas, sino por los muchos otros beneficios de membresía; las enseñanzas se dan de manera completamente independiente de cualquier cuota o derecho. Pero incluso si las enseñanzas fueran puestas sobre la base de una cuota por instrucción, no sería un asunto criticable, puesto que la Orden no se proclama como una escuela o seminario de enseñanza religiosa o espiritual y nunca ha intentado serlo.
Nunca Jesús o alguno de los grandes Maestros antes o después de él, manifestaron alguna de las modernas actitudes de discriminación sobre los lineamientos sociales o materiales. Para estos Maestros el último de nuestros hermanos era igual a todos nosotros en cuanto a la necesidad y el mérito de recibir la ayuda práctica que una organización como la Orden Rosacruz puede dar.
La parábola de los noventa y nueve es muy antigua y constituye uno de los principios fundamentales de la Orden Rosacruz. Aquel o aquella que es tan débil, tan humilde, que está tan abajo en la escala de reconocimiento mundano para ser digno de lástima o crítica, es alguien que verdaderamente es merecedor de toda la ayuda que nuestra organización puede dar; es por eso que nos enorgullece el hecho de que no sólo en el presente ciclo, sino en ciclos anteriores, el trabajo de la Orden se extiende a asilos, instituciones, prisiones y lugares en donde se encuentran los pecadores e iletrados.
Otra crítica hecha por aquellos que no entienden los principios reales de la organización, es que actualmente el país está siendo inundado con demasiada literatura, demasiada propaganda, demasiadas conversaciones sobre uno mismo y sus planes y ambiciones. Estas personas olvidan que desde que se hizo práctico el arte de la impresión, la Orden Rosacruz fue la primera en usar la imprenta en un sentido nacional, pues los panfletos precedentes de 1610 y 1614 fueron traducidos a muchos idiomas y la transmisión diseminada, como semillero, se extendió sobre el continente europeo entero. A estos se sumaron otros panfletos de explicación y apoyo.
Durante quince o veinte años toda Europa leyó y escuchó más acerca de la organización Rosacruz de lo que nunca había leído o escuchado sobre cualquier otro movimiento mundial en toda la historia de la civilización. Estos panfletos fueron dirigidos a todas las personas en el mundo, sin importar clase o posición. Los panfletos anunciaban «una reforma mundial» y sin duda constituyeron el sistema de propaganda individual más grande nunca antes instituido por la humanidad. ¿No es ese un precedente por el cual podemos valorar nuestras actividades presentes?
No hubo intentos de ocultar al público la existencia de la Orden o la naturaleza de sus actividades, esperanzas y ambiciones. Se hizo todo para hacer que se hablara de la organización: a la hora de la taza de café por la mañana y en las horas del ocaso al lado de la chimenea. El hecho es que el cumplimiento de los deseos de la organización Rosacruz, sólo puede aumentar mediante la publicidad mundial y la captación del interés, si no de la participación activa, de naciones enteras de gente.
Aquellos que piensan que nuestra propaganda actual (es decir la distribución de toneladas de literatura semanalmente a cada lugar de Norteamérica) es una asombrosa violación de las supuestas reglas de conservadurismo, aprenderán que no es nada comparada con la propaganda que se hará antes de que transcurran otros veinticinco años. Para ese entonces, incluso las iglesias más conservadoras efectuarán formas similares de propaganda y habremos entrado a una era de discusión nacional de las organizaciones existentes, con el entendimiento de que sólo una comprensión nacional de las actividades de cualquier grupo, dará origen a las posibilidades de sus planes fundamentales.
Los verdaderos Rosacruces nunca se preocupan acerca de lo que un individuo ha sido o puede ser en el momento en que hace su solicitud para ser miembro, en las puertas de la fraternidad. Lo que primariamente ha de considerarse es su mérito para entrar debido a su sincero deseo para mejorar. Si la sinceridad y la honestidad de propósito, marcan el motivo que da lugar a su solicitud, ese individuo es verdaderamente valioso, a pesar de su posición social o financiera en la vida. Lo que es importante que consideremos es lo que el individuo llega a ser después de estar en la Orden durante cierto periodo de tiempo. Si el individuo alcanza iluminación, es reformado, redimido, regenerado, vuelto a nacer y vuelve a establecerse en la armoniosa relación divina con el Cósmico, en la cual nació, entonces la organización puede considerar que ha hecho una labor noble.
Muchos de aquellos que critican la admisión de los pobres y los humildes a la Orden Rosacruz, están dentro de ella sólo debido a la perspectiva tolerante y de amplio criterio que la Orden tiene acerca de las diferencias mundanas, y si la organización realmente fuera tan conservadora y restrictiva en cuanto a sus miembros, como algunos de estos críticos insisten que debería ser, ellos mismos no estarían en la misma para buscar qué tipo de miembros tiene, pues probablemente ellos serían los primeros en ser rechazados cuando su solicitud llegara al Consejo. Sin embargo todavía esperamos cambiar sus puntos de vista y provocar un ensanchamiento de su consciencia, hasta que desarrollen el verdadero espíritu universal Rosacruz de amor para todos los seres humanos bajo la Paternidad de Dios.
El énfasis excesivo de las verdades espirituales es meramente una tendencia hacia el culto religioso y no encuentra respuesta en el corazón de la Orden Rosacruz en cualquier país.
Salta a la vista que a partir de comentarios hechos ocasionalmente en público y en algunos escritos modernos, la gente que no está correctamente informada cree que la doctrina Rosacruz es pura y simplemente una filosofía religiosa. Este es un grave error y es la causa de que estas personas hayan llegado a muchas conclusiones erróneas.
Las personas que creen que las enseñanzas y doctrinas del trabajo Rosacruz son puramente de índole espiritual y tienen que ver esencialmente con ideales religiosos, se sorprenden al saber que los Rosacruces lidian con los problemas prácticos de la vida. Quedan consternadas cuando leen en un anuncio que la Orden ofrece ayudar a hombres y mujeres para resolver sus problemas de la vida y que los miembros en la organización estudian con el propósito de mejorar su situación social, de negocios, financiera o intelectual, más que su situación espiritual exclusivamente.
Muchas de estas personas se hacen críticos e insisten que «en tanto que la organización Rosacruz es una organización espiritual, debe conducirse de acuerdo a lineamientos puramente espirituales». El error de este argumento es la conjetura de que la filosofía Rosacruz es puramente espiritual.
Esta clase de crítica me ha molestado en ocasiones y he pasado días y semanas buscando en los más antiguos manuscritos Rosacruces disponibles, para encontrar cualquier justificación para esta falsa creencia. Me he comunicado con los representantes más antiguos de la Orden que aún están en vida en varias partes del mundo. He buscado afanosamente en los escritos de aquellos miembros que estuvieron activos en la época de su gloriosa realización del pasado ciclo. En ninguna parte he encontrado justificación para esta suposición acerca de que el trabajo Rosacruz es una filosofía religiosa o un culto o movimiento religioso.
Búsqueda de conocimiento
Casi todos los antiguos maestros pasaban mucho tiempo en laboratorios y talleres tratando con las artes y ciencias. Si hacemos un recuento en los antiguos archivos y manuscritos de todas las horas de trabajo dedicadas por los grandes Maestros Rosacruces a la química y a la alquimia, encontraremos tan sólo unas pocas horas libres que eran dedicadas a la especulación filosófica o a la meditación religiosa. Luego, en un periodo anterior, encontramos que la mayor parte del tiempo de los Maestros era dedicado al arte de la medicina, a la astronomía, a la biología e incluso a ciencias tales como la botánica.
Aunque es cierto que muchos eminentes monjes, frailes e incluso sacerdotes Jesuitas estaban relacionados con la organización en alguna época y escribieron mucho sobre el tema de la filosofía Rosacruz, encontramos que estos teólogos y personas espirituales no fueron atraídas hacia la Orden Rosacruz por sus enseñanzas espirituales, sino por sus enseñanzas prácticas. Una persona como Roger Bacon, el eminente fraile y monje, no fue atraído a las enseñanzas Rosacruces por la posibilidad de añadir una jota de conocimiento a la gran sabiduría que poseía respecto a lineamientos espirituales, sino porque le brindaban la oportunidad de ejercitar algunos de sus pasatiempos, los que tenían que ver con la química, física y materias de índole práctico. Encontró pocas posibilidades o no las encontró para aumentar o desarrollarlas como ciencias, en relación a este entrenamiento teológico y religioso.
Desde luego, Jakob Boehme es una notable excepción que confirma la regla y por fortuna para nosotros hubo notorias excepciones. Los hombres excepcionales (y algunas mujeres) estaban tan absortos y versados en los asuntos materiales de la vida para ganarse el sustento, que la meditación espiritual se convirtió en su pasatiempo y esparcimiento. Se interesaron en la filosofía Rosacruz porque tenían la esperanza de que les brindara una oportunidad para aumentar su conocimiento espiritual, que de otra manera no estaba disponible para ellos.
Trabajadores prácticos
Este tipo de personas recibió del Cósmico maravillosas revelaciones e iluminación respecto a las leyes espirituales, que añadieron al almacén Rosacruz de sabiduría. Sin embargo, por el hecho de que estas grandes luminarias de sabiduría espiritual (que apenas se cuentan con los dedos de las dos manos) fueran famosos como Rosacruces, no hay razón para que ignoremos los miles de otras personas que eran trabajadores en las ciencias y artes prácticas y consideraban la filosofía Rosacruz exclusivamente como una escuela de sabiduría espiritual.
Incluso los famosos panfletos de 1610 y 1614 publicados en Alemania y otros países en aquella época y que inquietaron al mundo hacia una comprensión de la existencia de la Orden Rosacruz, no proclamaron sus planes de reforma mundial conforme a lineamientos exclusivamente espirituales. De hecho, desde un punto de vista moderno, estos panfletos proclamaron más una filosofía socialista, que una espiritual o religiosa.
Si consideramos el libro, New Atlantis, escrito por Sir Francis Bacon, encontraremos que este eminente Rosacruz sigue al pie de la letra los panfletos de 1610 y 1614 y promulga un plan para la salvación del mundo o el avance de la civilización conforme a lineamientos socialistas, científicos y humanistas, más que puramente espirituales o religiosos.
Especialización
Los Rosacruces que llegaron a América en 1694, de acuerdo con el plan delineado por Bacon en su New Atlantis, no vinieron a espiritualizar América, sino a traer muchas ciencias y artes prácticas al nuevo país. Al seleccionar muy cuidadosamente el limitado número de personas especializadas para constituir la peregrinación a América, no se limitaron exclusivamente a teólogos, aunque se unieron al grupo dos o tres de los teólogos más eminentes, reformados y modernistas que se encontraron en Europa.
Sin embargo se preocuparon de incluir hombres que eran científicos y trabajadores prácticos en cada una de las ocupaciones de la época. Se ocuparon de que hubiera un hombre que construyera órganos, un hombre que instituyera un jardín botánico, un hombre que fuera experto en química, otro hombre que fuera experto en física, otro en música y así sucesivamente, en la gama completa de eminencias de las ciencias muy prácticas.
Su primer gran trabajo en América fue establecer varios comercios e industrias y enseñar y mostrar a los habitantes del Nuevo Mundo la forma de comenzar sus carreras de trabajo práctico. La filosofía religiosa era sólo el dos por ciento de la gran labor realizada por ellos mientras que la moral y la ética representaban aproximadamente el veinticinco por ciento de su labor; el resto correspondía al trabajo práctico de vivir una vida útil en el Nuevo Mundo.
En la historia tradicional de la organización leemos, en cada ocasión de la apertura de la «tumba» de «C.R-C», que se encontraron instrucciones para la operación de la Orden en su nuevo ciclo y que estas instrucciones tienen que ver más bien con la realización de cosas prácticas, que con cualquier servicio puramente devoto de una naturaleza religiosa.
La Orden Rosacruz tampoco pretendió nunca estar circunscrita por normas sociales o culturales. Sus puertas estuvieron abiertas para todos, y si leemos la historia de la Orden, encontramos que todos, a pesar de su posición social, financiera o ética en la vida, pudieron atravesar esas puertas y convertirse en asociados bienvenidos. ¿Cómo podría ser de otra manera? En tanto que las enseñanzas mismas de la Orden reconocen una sola alma universal existente en todos los seres y reconocen sólo al alma-personalidad como la parte real de cada persona, no podría haber ninguna distinción o diferencia importante basada en lineamientos meramente materiales.
Fraternidad igualitaria
Como se mencionó anteriormente, los primeros panfletos impresos para distribución pública por la organización proclamaban que sus ideales estaban a favor de una reforma mundial de todas las personas pensantes. No se intentó limitar la propaganda para atraer a aquellos de alguna categoría mundana superior. Ciertamente, no hubo Neófito más humilde que cruzara alguna vez el umbral de la organización que Jakob Boehme, el pobre y plebeyo zapatero remendón. Sin embargo, es idealizado en la literatura Rosacruz y hoy en día en nuestros corazones. Actualmente hay algunos fuera de la Orden y posiblemente dentro de ella, que probablemente levantarán sus manos en señal de protesta contra la admisión a la Orden Rosacruz hoy en día, de tales personajes como Jakob Boehme.
Es verdad que hablamos mucho de leyes espirituales que estudiamos en las enseñanzas Rosacruces. Sin embargo, cuando las analizamos, encontramos que desde el punto de vista Rosacruz toda ley natural es una ley divina puesto que Dios la creó. Consideramos la ruptura de la semilla en el suelo y el proceso de reproducirse como típico de la ley divina. Sin embargo el estudio de la botánica corresponde a las ciencias y no a la religión. Sólo porque tratemos sobre el alma y sus encarnaciones y analicemos el proceso y encontremos duplicados de estas leyes en otras partes de la naturaleza, no significa que estudiemos una ciencia espiritual o una doctrina religiosa, sino leyes naturales divinas.
Cuando los Rosacruces adoran a Dios, rezan ante El y comulgan con El, no lo hacen en un sentido religioso, sino en el sentido de la apreciación natural de su asociación íntima con la dirección y el control universal de Dios sobre todas las leyes del universo.
Métodos y actitudes
Se ha hecho cierta crítica respecto a las cuotas en relación con el trabajo Rosacruz y las personas que expresan estas críticas proclaman contundentemente que «las verdades espirituales no deberían ser vendidas o que no debería pagarse por ellas y que una enseñanza religiosa debería darse libremente». Esa idea es completamente errónea y se basa en la suposición de que la doctrina Rosacruz es una escuela religiosa o espiritual de filosofía religiosa. La institución Rosacruz es una universidad práctica que enseña ciencias y artes prácticas. Tiene que ver con el bienestar material en la vida de manera más íntima y completa que con cualquier fase de filosofía religiosa.
Además, las cuotas no se pagan por las enseñanzas, sino por los muchos otros beneficios de membresía; las enseñanzas se dan de manera completamente independiente de cualquier cuota o derecho. Pero incluso si las enseñanzas fueran puestas sobre la base de una cuota por instrucción, no sería un asunto criticable, puesto que la Orden no se proclama como una escuela o seminario de enseñanza religiosa o espiritual y nunca ha intentado serlo.
Nunca Jesús o alguno de los grandes Maestros antes o después de él, manifestaron alguna de las modernas actitudes de discriminación sobre los lineamientos sociales o materiales. Para estos Maestros el último de nuestros hermanos era igual a todos nosotros en cuanto a la necesidad y el mérito de recibir la ayuda práctica que una organización como la Orden Rosacruz puede dar.
La parábola de los noventa y nueve es muy antigua y constituye uno de los principios fundamentales de la Orden Rosacruz. Aquel o aquella que es tan débil, tan humilde, que está tan abajo en la escala de reconocimiento mundano para ser digno de lástima o crítica, es alguien que verdaderamente es merecedor de toda la ayuda que nuestra organización puede dar; es por eso que nos enorgullece el hecho de que no sólo en el presente ciclo, sino en ciclos anteriores, el trabajo de la Orden se extiende a asilos, instituciones, prisiones y lugares en donde se encuentran los pecadores e iletrados.
Otra crítica hecha por aquellos que no entienden los principios reales de la organización, es que actualmente el país está siendo inundado con demasiada literatura, demasiada propaganda, demasiadas conversaciones sobre uno mismo y sus planes y ambiciones. Estas personas olvidan que desde que se hizo práctico el arte de la impresión, la Orden Rosacruz fue la primera en usar la imprenta en un sentido nacional, pues los panfletos precedentes de 1610 y 1614 fueron traducidos a muchos idiomas y la transmisión diseminada, como semillero, se extendió sobre el continente europeo entero. A estos se sumaron otros panfletos de explicación y apoyo.
Durante quince o veinte años toda Europa leyó y escuchó más acerca de la organización Rosacruz de lo que nunca había leído o escuchado sobre cualquier otro movimiento mundial en toda la historia de la civilización. Estos panfletos fueron dirigidos a todas las personas en el mundo, sin importar clase o posición. Los panfletos anunciaban «una reforma mundial» y sin duda constituyeron el sistema de propaganda individual más grande nunca antes instituido por la humanidad. ¿No es ese un precedente por el cual podemos valorar nuestras actividades presentes?
No hubo intentos de ocultar al público la existencia de la Orden o la naturaleza de sus actividades, esperanzas y ambiciones. Se hizo todo para hacer que se hablara de la organización: a la hora de la taza de café por la mañana y en las horas del ocaso al lado de la chimenea. El hecho es que el cumplimiento de los deseos de la organización Rosacruz, sólo puede aumentar mediante la publicidad mundial y la captación del interés, si no de la participación activa, de naciones enteras de gente.
Aquellos que piensan que nuestra propaganda actual (es decir la distribución de toneladas de literatura semanalmente a cada lugar de Norteamérica) es una asombrosa violación de las supuestas reglas de conservadurismo, aprenderán que no es nada comparada con la propaganda que se hará antes de que transcurran otros veinticinco años. Para ese entonces, incluso las iglesias más conservadoras efectuarán formas similares de propaganda y habremos entrado a una era de discusión nacional de las organizaciones existentes, con el entendimiento de que sólo una comprensión nacional de las actividades de cualquier grupo, dará origen a las posibilidades de sus planes fundamentales.
Los verdaderos Rosacruces nunca se preocupan acerca de lo que un individuo ha sido o puede ser en el momento en que hace su solicitud para ser miembro, en las puertas de la fraternidad. Lo que primariamente ha de considerarse es su mérito para entrar debido a su sincero deseo para mejorar. Si la sinceridad y la honestidad de propósito, marcan el motivo que da lugar a su solicitud, ese individuo es verdaderamente valioso, a pesar de su posición social o financiera en la vida. Lo que es importante que consideremos es lo que el individuo llega a ser después de estar en la Orden durante cierto periodo de tiempo. Si el individuo alcanza iluminación, es reformado, redimido, regenerado, vuelto a nacer y vuelve a establecerse en la armoniosa relación divina con el Cósmico, en la cual nació, entonces la organización puede considerar que ha hecho una labor noble.
Muchos de aquellos que critican la admisión de los pobres y los humildes a la Orden Rosacruz, están dentro de ella sólo debido a la perspectiva tolerante y de amplio criterio que la Orden tiene acerca de las diferencias mundanas, y si la organización realmente fuera tan conservadora y restrictiva en cuanto a sus miembros, como algunos de estos críticos insisten que debería ser, ellos mismos no estarían en la misma para buscar qué tipo de miembros tiene, pues probablemente ellos serían los primeros en ser rechazados cuando su solicitud llegara al Consejo. Sin embargo todavía esperamos cambiar sus puntos de vista y provocar un ensanchamiento de su consciencia, hasta que desarrollen el verdadero espíritu universal Rosacruz de amor para todos los seres humanos bajo la Paternidad de Dios.
El énfasis excesivo de las verdades espirituales es meramente una tendencia hacia el culto religioso y no encuentra respuesta en el corazón de la Orden Rosacruz en cualquier país.
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